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Valentín Lemus

Este icodense, Valentín Lemus (Icod de los Vinos, 1965), delineante y topógrafo de profesión, desarrolla su creatividad mediante esculturas nacidas a partir de miles de arandelas, que se sueldan para dar vida a fantásticas formas humanas.

Le surgió la idea de dar forma a materiales industriales sencillos que al apreciarlos fuesen frágiles pero consistentes, en principio, pensó en la posibilidad de las tuercas. Pero lo cierto es que tras varios intentos, se decantó finalmente por las arandelas que, si bien son más frágiles, le procuraban la posibilidad de moldear lo que entonces era un incipiente proyecto.

El proceso creativo lo inicia en su cabeza y, de ahí, se va trasladando hacia los moldes de escayola, donde van tomando cuerpo las imágenes preconcebidas.

A partir de ese modelo, Valentín se enfrasca entonces en una tarea concienzuda y minuciosa, creando y dando vida a unas figuras nacidas de arandelas, piezas de dos a tres centímetros de circunferencia y dos milímetros de espesor que va soldando una a una.

Precisamente, la luz, y también su doble, la sombra, se convierten en dos elementos omnipresentes en el conjunto escultórico de Valentín Lemus, convirtiendo a estas piezas en cuerpos que se pueden atravesar y penetrar, y que también son capaces de irradiar sensaciones, con una fragilidad que parece que se desmorona pero todo lo contrario, son muy firmes.

El peso, el volumen y la monumentalidad son parte de un discurso en el que intervienen conceptos opuestos: vacío/ lleno; luz/ sombra; individuo/ colectivo; masculino/ femenino. Que incorpora a la materia, adornándola de una historia a veces ensoñada, a caballo entre el mito y la fantasía, entre la leyenda y los deseos.

Este artista icodense relata que, desde muy corta edad, sintió inclinación hacia el dibujo y la pintura. Con el paso del tiempo fue desarrollando los rasgos que ya iban definiendo una identidad propia, desde lo figurativo.

Acaso el punto de inflexión llegó cuando, en su etapa de adolescente, se apasiona por el acrílico y el hecho de despertar a la innovación y la investigación. Producto de esa innata curiosidad surgen en estos últimos años la serie de esculturas realizadas a partir de arandelas y trabajos en los que la madera sirve de soporte a rostros modelados con soga.

Ahora que este arte tan particular pueda acercarse a más salas y lugares para exponer sus creaciones, para que aquel niño que jugaba con carboncillos y óleos pueda mostrar todo lo que ha crecido.